Veintiuno, la banda toledana que revoluciona al pop-rock español, tuvo un auspicioso debut porteño en el cierre de su gira por Argentina.
Texto: Leila Pérez
Foto: cortesía @iarukredelph
A lo largo de los últimos años, la escena española viene presentando a los argentinos una gran conexión con sus artistas, sean consagrados o en ascenso. Veintiuno es de aquellas agrupaciones que, con esfuerzo y mucha movida, están dando que hablar en ambas orillas y esta comunión musical acorta las distancias.
En pos de presentar su flamante material titulado El arte de perder (2023), la banda liderada por Diego Arroyo tuvo un feliz debut en el Cosquín Rock y, días después, aterrizaron en La Tangente, uno de los escenarios porteños preferidos de los artistas emergentes de la actualidad.
Pasadas las 21:30 horas del jueves 15 de febrero, las luces del recinto palermitano se apagaron para que el lugar se encendiera con el calor de los toledanos, que no tardaron en demostrar por qué se convirtieron en una de las bandas con mejor proyección de España. “Dominó” y “La ruina” marcaron el arranque de un recital que tuvo de todo y que repasó los éxitos que tanto querían escuchar sus fanáticos, muchos españoles de paso, que revolotearon en los alrededores de La Tangente previo a que arrancara el concierto.
En un compendio de verdaderos hits y frescas canciones que aún tienen poco recorrido de escenario, llegó “Nudes”, uno de los himnos de la banda -originalmente en dueto con Chica Sobresalto- que, valga la redundancia, sobresaltó a los presentes que hasta el momento permanecían sentados en las mesas, impulsándolos a bailar en la pista.
Tras ese verdadero momentazo, se vinieron “Haters”, “Mi monstruo y yo”, “Salvavidas”, “La leona” y “A la orilla”. El clima festivo se tornó más que romántico cuando, en un tono más intimista, interpretaron “Chihiro”, canción de El arte de perder que ya pinta para convertirse en uno de los temas más coreados por los fans de esta banda que derrocha talento en sus actuaciones.
“Desvelo”, “Fiera” y “La Toscana”, otras de las más que coreadas, comenzaron a marcar el lento adiós de los Veintiuno en su espectáculo, pero para que los presentes no se quedaran con el sin sabor de la falta de más hits, los toledanos dieron todo y más.
Después de que Diego Arroyo explicara el fanatismo de la agrupación por Silvestre y La Naranja, Justo Fernández Madero -líder de la ecléctica banda bonaerense- subió al escenario para interpretar “Ya no nos hablamos”, ovacionada por el público, que vitoreó esta colaboración en vivo.
En el ocaso de la jornada, los Veintiuno se marcaron un numerazo al hacer “Dopamina”, de su disco Gourmet (2018), de donde también se desprende “Cabezabajo” -la cual Arroyo presentó como “una canción que hice luego de despertar en un hospital”-, que logró despertar los gritos del público por ser una canción tan poderosa como desgarradoramente emotiva.
Para ponerle el broche de oro a un espectáculo que paseó a todos por un mundo de sensaciones, no podían dejar afuera a “La vida moderna”, uno de sus mayores éxitos, donde retratan el modus vivendi de las relaciones sentimentales y los vínculos sexoafectivos que tanto desvelan a los jóvenes hoy en día.
“Una semana en Buenos Aires nos ha dado para compartir tiempo, canciones y un nuevo tatuaje, tocar por primera vez en una sala argentina y traernos las pilas cargadas para la gira en España”, escribieron en Instagram. Sin duda alguna, el paso de los Veintiuno por Argentina no dejó indiferente a ninguno de los que se toparon con ellos en su camino.
Con estilo, un sonido impecable y un carisma arrollador, los muchachos pueden seguir ruta con tranquilidad y sabiendo que definitivamente conquistaron el amor de sus fanáticos del otro lado del charco.