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Vetusta Morla Teatro Gran Rex

Que los buenos los celebren: Vetusta Morla se hizo gigante en el Gran Rex

Vetusta Morla, una de las bandas icónicas del rock español, eligió al Teatro Gran Rex de Buenos Aires para cerrar su gira latinoamericana y revolucionó la Avenida Corrientes con su poderío.

Texto: Leila Pérez
Fotos: Gody Mex para Gonna Go

A lo largo de sus 25 años de historia, Vetusta Morla supo dar éxitos que se han consolidado en las listas de lo más escuchado, canciones que llegaron a ser himnos del indie español y, con el paso de sus discos y conciertos, los originarios de Tres Cantos iniciaron un tórrido romance con el público argentino.

Desde su primer recital en La Trastienda, allá por 2009, hasta el reciente show en el Teatro Gran Rex pasaron catorce años. Sin embargo, el amor por esta banda parece estar en su mejor momento. En medio de los extremos entre su debut en Argentina y este cierre de gira de Cable a Tierra (2021), existe una carrera impecable que lo tiene todo y siempre va por más, con la ambición que tanto los caracteriza en lo que a desempeño musical respecta.

La agrupación que lidera Juan Pedro “Pucho” Martín tomó la determinación de concluir su gira latinoamericana en Buenos Aires, misma ciudad que visitar hace solo algunos meses, en febrero pasado, cuando llegaron al C Complejo Art Media. Esta vez el contexto ameritaba llegar a la calle Corrientes.

Con un inmejorable clima primaveral, el sábado 7 de octubre Vetusta Morla se tomó en serio el “poner toda la carne al asador” y desplegó en el Gran Rex un concierto que lo tuvo absolutamente todo. Apenas pasadas las nueve de la noche, y tras una impecable apertura del local Marki, Pucho y sus muchachos saltaron a las tablas con “No seré yo” y “La virgen de la humanidad”, dos canciones de su último disco.

Con un público efervescente que hacía subir la temperatura en las butacas, el concierto siguió con “Rey Sol”, “El hombre del saco”, “Golpe maestro” y “La mosca en tu pared”. En su primer contacto con los presentes, Pucho Martín dijo: “Estamos encantados de estar en la avenida Corrientes. Qué gusto vernos de nuevo y tocar Cable a tierra, que conecta con los elementos y las pasiones. Disfruten de este ritual. Aunque ahora están parados, espero que en algún momento no lo estén, y esa será una muy buena señal”. Sobre esto último, sus deseos no fueron órdenes: todo el mundo siguió el recital parados, bailando y saltando como si los asientos no existieran.

Si bien el vocalista no paró de correr, saltar y bailar en ningún momento, el clima se puso intimista, gracias a una impecable puesta de luces -digna de un espectáculo teatral del Gran Rex- con “Maldita dulzura”, “El imperio del sol” y “Finisterre”, la canción más coreada de su último trabajo. Luego, “Copenhague”, su éxito más grande, resonó con potencia y más de una garganta se rompió con el “dejarse llevar suena demasiado bien”.

Sin dar una pausa, Vetusta Morla siguió con “La vieja escuela” y “23 de junio”, el bellísimo vals que hizo bailar a más de una pareja en el Gran Rex. “Consejo de sabios”, tal como suele pasar en los espectáculos de la banda, fue un punto de quiebre. Fue la antesala de “Mapas”, título homónimo del segundo álbum de la banda. Mientras Pucho correteaba entre las butacas y los pasillos del teatro, el clima se puso confuso cuando al subir al escenario, se lo vio con la ropa desgarrada. Tras una pausa para cambiarse el vestuario, en la que comentó que la ropa estaba “sin planchar”, las canciones “Sálvese quien pueda”, “Valiente” y “La cuadratura del círculo” adelantaron el cierre del espectáculo, que mantuvo su fuerza durante las casi dos horas de duración.

Con los integrantes de vuelta sobre el escenario, una grata sorpresa se dio cuando los españoles interpretaron “Baldosas amarillas”, un tema que, a través de una campaña en redes sociales, los fanáticos pidieron que volviera a su repertorio. Con cartulinas amarillas, banderas y globos con forma de 25, el poderoso fandom tuvo su mimo por parte de los españoles. Vetusta Morla concluyó su paso por el Gran Rex con “Cuarteles de invierno” y “Los días raros”, y así volvió a comprobar que la historia de amor con Argentina es de esas que no parecen tener un final cercano.