¡Click acá para suscribirte a nuestro canal y FlipAr con muchísimo contenido exclusivo!
Enrique Bunbury Movistar Arena Buenos Aires

Enrique Bunbury volvió a Buenos Aires e inundó de éxitos el Movistar Arena

Tras haber pasado diecinueve meses fuera de los escenarios, la leyenda del rock español Enrique Bunbury inició en Buenos Aires su gira Shows Únicos en el Movistar Arena, nuevo templo porteño de la música, y logró conmover a los argentinos con una avalancha de himnos.

Texto: Leila Pérez
Foto: Jose Girl

Cuando a comienzos del año pasado Enrique Bunbury anunció que por cuestiones de salud se alejaría de los escenarios, la noticia fue como un golpe en la cabeza para sus millones de fanáticos, que siguen la carrera del artista zaragozano desde que se consolidó como líder de Héroes del Silencio, banda emblemática del rock español durante los noventa.

Sin embargo, lo que parecía ser un adiós definitivo, terminó siendo un precioso retorno a la música. En mayo pasado, Bunbury deslumbró a su público y a la crítica con Greta Garbo (2023), su último disco, que condensa todos los sentimientos del cantante respecto a lo vivido en estos tiempos de post pandemia y avasallantes avances tecnológicos. A la par del lanzamiento de este material, el anuncio de una nueva gira, Show Únicos, vino con la grata sorpresa de que Argentina sería el puntapié inicial de su regreso a los conciertos.

La cita del martes 5 de diciembre llegó con un verdadero aguacero. Aún así, no hubo alerta meteorológica ni anegamientos que pudieran con la pasión de los seguidores del ícono de la canción española. Horas antes de que se abrieran las puertas del Movistar Arena, desde las redes sociales de Enrique Bunbury mostraron que un centenar de seguidores había acampado sobre la calle Humboldt para ser los afortunados en tener su lugarcito en la valla.

Apenas pasadas las 21 horas y luego de impecables actuaciones de Erin Memento y Barbi Recanati, las luces del recinto ubicado en Villa Crespo parecieron desmayarse y revivir entre los acordes de Los Santos Inocentes. Con un outfit digno de un domador de público feroz y hambriento de rock, Bunbury inició su concierto con “Los términos de mi rendición”. A partir de allí, vino un bloque de canciones entre las que se destacó el debut en vivo de “La tormenta perfecta”, que tuvo una recepción excelente.

“Hoy traemos canciones de un repertorio nuevo y viejo; canciones de todas las épocas”, adelantó Enrique en su primera intervención con el público, quienes fervorosos gritaban el clásico “Enriiique, Enriiiiique”. Luego de su primer intercambio con el público, Bunbury fue recorriendo su repertorio con éxitos como “El rescate”, “Más alto que nosotros sólo el cielo”, “Que tengas suertecita” y “Alaska”, una de sus canciones nuevas pero muy coreada por los presentes.

Con el recital bien entrado en canciones, el artista confesó: “La última vez que tocamos en Buenos Aires fue hace seis años. En estos seis años nos han pasado muchas cosas a todos, ¿verdad? Hace prácticamente un año y medio, yo pensaba que esto no iba a ocurrir nunca más, que no iba a subir nunca más a un escenario. Creo que hoy, 5 de diciembre, estoy en el mejor lugar en donde podía estar. Para mí hoy es una noche muy especial, entonces les voy a pedir que me disculpen por todos estos errores que pueda cometer por exceso de entusiasmo”.

Si el espectáculo ya estaba prendido fuego, lo que logró echarle nafta fue una seguidilla de canciones que hicieron explotar gargantas, como cuando rememoró su paso por Héroes del Silencio con “Apuesta por el rock and roll”, cuando retornó a su fase solista con “Porque las cosas cambian”, cuando logró desprender lágrimas entre el aforo con una sensible versión de “De todo el mundo” y, tras su finalización, un sórdido silencio anticipó el temblor (literal) del estadio con “Entre dos tierras”, uno de los himnos de Héroes del Silencio. El aragonés decidió darle broche de oro a este bloque bien eufórico con “Si”, “Parecemos tontos” y “Lady Blue”, acompañados por los vitoreos y gritos que eran pertinentes a la ocasión.

La velada fue llegando a su final en un tono intimista con “Aunque no sea conmigo”, por última vez la banda subió la potencia de los sonidos con la icónica “Maldito duende” y, como cierre, aparecieron la balada “La constante” y el vals “Y al final”. Bajo un vendaval de gritos y oleadas de manos que se peleaban por tocar a uno de los compositores más trascendentes de nuestra lengua, el puntapié inicial del regreso de Bunbury a los escenarios terminó siendo un golazo.