En su paso por Buenos Aires, Revista FlipAr charló con el madrileño Héctor Lacosta, vocalista de Tu Otra Bonita, que presentó su repertorio en clave acústica en distintos bares de la ciudad.
Texto y foto: Pilar Muñoz
—En la música de Tu Otra Bonita se percibe una gran cercanía con los ritmos latinoamericanos, ¿cómo se da esa relación?
—Mucha gente nos lo dice, pero yo no tengo ninguna relación con América Latina. A Luz, que es nuestra road manager argentina, le digo: “Por favor culturízame, mándame cosas de aquí». Hay músicos argentinos como Los Rodríguez que me han gustado mucho, pero ¡jobar! Me lo preguntan y me hacen pensarlo. Quizás me he reencarnado y antes era argentino o colombiano. Es curioso.
—Le escapan a las etiquetas pero si tuvieran que definir su música lo harían como «rumba psicodélica». ¿Siempre tuvieron el mismo estilo o fue cambiando a lo largo de estos diez años?
—Nuestras dos raíces son el flamenco y la rumba, de ahí parte todo. Es verdad que cuando nos escuchas puede tocar lo alternativo, lo indie, pero nosotros no tenemos etiquetas, nos movemos en todos los campos, creo que nos podemos defender. De hecho considero horrible que alguien se etiquete o se encasille en algo, creo que limita no sólo en lo musical sino también en lo personal.
Nosotros no tenemos etiquetas, nos movemos en todos los campos, creo que nos podemos defender.
—En julio participaron del Congreso de Música Alternativa Latina celebrado en Nueva York. ¿Qué aportaron y qué aprendieron de esa experiencia?
—La vivencia y el aprendizaje fue terrible. Cuando empezamos con la banda nunca nos imaginamos que en algún momento iríamos a Nueva York a presentar nuestro proyecto rodeados de grandes artistas latinos. Imagínate, fue una ilusión y un momento precioso. Sin embargo, te tengo que decir, a mí me gusta más Latinoamérica, cuando toco en Colombia, México o aquí, no me preguntes por qué. La gente es apasionada, te da la sensación de que quieren tu música, como si fueran fanáticos de antes. Cómo te rodean, cómo te abrazan, es una fidelidad que me gusta mucho. Creo que el público latino es más cercano y muy respetuoso.
—¿Y qué te llama la atención del público argentino en particular?
—En mi visita anterior estuve en un teatro armenio y tocaba una banda instrumental que era impresionante. Me quedé alucinado con el público: había banderas y parecía un partido de fútbol. Estoy enamorado de eso, me vuelve loco. De hecho cuando van a España y alguien saca una bandera me fascina, porque es que la sienten. Creo que esa es la diferencia de cómo sois vosotros, que a las cosas les ponéis más sentimiento, no sé si es bueno o malo en todos los campos de la vida, pero me encanta.
—En una entrevista has dicho que el hecho de apostar por algo diferente muchas veces les resultó un obstáculo. ¿Cómo se mantiene en pie una banda que le escapa tanto a lo comercial?
—Cuando haces algo distinto, algo que sigue tu propio camino, en un principio piensas que puede ser una ventaja pero luego se convierte en un inconveniente porque no estás dentro de ningún campo. Nosotros no eludimos nada. Quizás una canción nuestra puede parecer mainstream pero la voy a hacer igual, ojalá la escucharan diez millones de personas en vez de ciento cincuenta mil, ¡joder! Si es lo que hago, lo que siento, pues cuanto a más gente llegue mejor. Hay un problema en nuestra sociedad que es que las cosas tienen que tener un nombre y me revuelve absolutamente. Yo nunca he etiquetado a nadie ni lo haré.
Hay un problema en nuestra sociedad que es que las cosas tienen que tener un nombre y me revuelve absolutamente.
—¿Cómo ves al trap y al furor actual por la música urbana?
—No es mi gusto musical pero tampoco me disgusta. Creo que hacen un producto muy bueno, cercano a la sociedad que viene ahora. Las nuevas generaciones no tienen complejos, están mucho más abiertas mentalmente que nosotros, no hay limitación. El trap es muy cercano a ellos, puedes decir lo que quieras, puedes hacer lo que quieras. Aunque musicalmente tire por otro camino, a mí hay algo que me encanta del trap, que es su sonoridad impresionante. Su sonido, las producciones que tienen y demás, me parece de admirar. Hay otras cosas que me disgustan más que el trap…
—¿Cómo cuáles?
—Fíjate, si te tuviera que decir algo que cada vez se me hace más difícil de escuchar te diría el indie. Bah, el falso indie. Cada vez me resulta más difícil. Si es que en algún momento mi carrera musical tiró un poco hacia ahí, cada vez estoy más alejado de eso.
—¿Has escuchado música tradicional argentina como el tango?
—Sí, el tango me encanta. ¡Lo que es auténtico me vuelve loco!
—¿Y creés que la música urbana es una moda pasajera o que va a perdurar?
—Me parece una visión muy antigua la que piensa que porque está de moda no lo tienes que escuchar. Luego que te guste o no es otra cosa, pero también puede pasar con nuestra música: hay gente a la que le gusta y gente a la que no le gusta. ¡Jobar! Creo que vivimos en una sociedad muy envidiosa, a mí me encantaría ser ahora mismo un músico de trap y que me escucharan veinte millones de personas, sería una maravilla. Ellos hacen lo que quieren y si hay gente que los escucha bendito sea.
A mí me encantaría ser ahora mismo un músico de trap y que me escucharan veinte millones de personas.
—¿No le duele a un artista independiente, que comenzó tocando en el bar de la esquina, ver que otros suben un video a YouTube y a los pocos años firman contrato con una discográfica?
—A mí no me duele, cada uno tiene su camino. Hay algunos que cumplen dieciocho años y sus padres les compran un coche; yo tuve que trabajar para comprarme el mío, pero no me sienta mal el que se lo compren. Además creo que la música es muy genérica, hay sitio para todos. Y bueno, si alguien lo tiene más fácil quizás antes cae. O si tienes que lucharlo también más lo vives y demuestras que es tu pasión. Todo tiene un sentido…
—Hace poco estuvieron de visita en el país Muerdo y Mr. Kilombo. ¿Por qué creés que la música que hacen ellos y Tu Otra Bonita es tan bien recibida en Latinoamérica?
—Es curioso, no lo sé, habría que preguntarle al que nos escucha qué le llama la atención. Me encantaría seguir los pasos de Muerdo aquí en Argentina, lo está haciendo genial, está llegando a muchísima gente. Ellos no sólo son músicos, son amigos. Nos queda muchísimo camino por recorrer pero, poco a poco, estamos arañando aquí.
Nos queda muchísimo camino por recorrer pero, poco a poco, estamos arañando aquí.
—¿Encontrás Buenos Aires parecida a Madrid?
—A mí no me parecen tan similares. En cuanto a extensión, arquitectura y demás, veo muchas diferencias. Además, creo que la de aquí es gente más natural, en España nos estamos convirtiendo en modernas empedernidas, todas. Aquí me parece que no se le da tanta importancia a cómo vais vestido, por ejemplo. De verdad que Buenos Aires me atrae mucho, es una ciudad en la que podría vivir unos años de mi vida.
—¿Tenés referentes argentinos? ¿A quién invitarías a colaborar en un tema tuyo?
—A mí siempre me ha gustado mucho Los Rodríguez, a Calamaro lo he seguido muchísimo. Actualmente escucho bastante a Lisandro Aristimuño y me flipa. También a Kevin Johansen, me gustaría muchísimo hacer alguna colaboración con él; sería un sueño, dar otro pasito en nuestra carrera.
—¿Cuál creés que es el poder de la música?
—Creo que la música es una vía de comunicación única, la voz más fuerte que existe en el mundo. Es una herramienta con la que se puede luchar por muchísimas cosas y llegar a una consciencia social que de otro modo sería prácticamente imposible.
La música es una vía de comunicación única, la voz más fuerte que existe en el mundo.
—¿Qué oportunidades te ha regalado tu carrera como cantante?
—La música me ha dado la posibilidad de visitar países a los que quizás a lo largo de mi vida hubiera ido pero de otra manera. Hoy no sólo visito países sino que me puedo relacionar con la gente de allí. Creo que a mí como persona me está llenando y me está haciendo ser otro, eso lo que me da la música: ya no sólo lo que es el camino sino lo que me abre, lo que me pone ante los ojos. Sin embargo, no es todo subirse a un escenario y que la gente cante tus canciones, la música me ha ofrecido muchas cosas malas también. Detrás hay una lucha y también una cuestión de marketing que me horroriza.