El lunes 8 de noviembre, Mauro Monzón –Lit Killah- se reencontró con su público en el Gran Rex, después de dos años sin subirse a un escenario propio. Fue el primero de los cinco shows que el rapero argentino tiene programados en el mítico teatro de la Avenida Corrientes, como presentación oficial de su primer disco, MAWZ (2021).
Texto: Pilar Muñoz
Bajo la lluvia, cientos de jóvenes serpentean las inmediaciones del Gran Rex en casi tres cuadras de fila. La cara de Lit Killah en pósters, pilusos, credenciales y remeras domina la escena. Después de dos años, su regreso a los escenarios es cita obligada para quienes lo siguen desde que, con su ingenio y su doble tempo, conquistó la escena del freestyle. También, para quienes lo descubrieron en su explosión musical.
Entre la multitud, se distinguen numerosos chicos y chicas con pelo rojo intenso, como lleva el cantante argentino desde que lanzó el video de “En la oscuridad”, para el que se tiñó en composé con el vestido de su compañera de feat, María Becerra. Aunque de manera orgánica, el ídolo teen nunca descuida su estilo. Más bien, todo lo contrario: en sus outfits tiene una costumbre casi obsesiva de combinar detalles en colores vibrantes y de mezclar prendas rappers con ítems de la escuela skater.
El ídolo teen nunca descuida su estilo y tiene una costumbre casi obsesiva de combinar detalles en colores vibrantes.
Sin embargo, la irrupción de Lit Killah sobre el escenario de Avenida Corrientes es casi de incógnito, camuflado entre varios agentes de la crew MAWZ, uniformados de negro y con máscaras de gas, que lo acompañarán en las dos primeras canciones. “California” y “My bag” encienden al fervoroso público, que canta completo cada uno de los temas del reciente lanzamiento discográfico.
—Gracias por hacerme el aguante, wacho. ¿Les está gustando? Es la primera vez que hago un show propio en dos años, no se imaginan la alegría que tengo —dice en un constante ida y vuelta con la gente.
En el devenir del repertorio, esas apuestas enérgicas del inicio se alternan con otras como “Hechízame”, que propone un mood mucho más tranquilo pero que, al final, termina sorprendiendo con un solo de guitarra súper rockero. O “Tan bien” (2018), reformulada en clave más jazzera, con una exquisita sección de vientos y un pase libre a la nostalgia, que sigue en “Si te vas” (2018) y “Eclipse” (2019), pero en un clima más bailable, que tira hacia el reggaeton.
—Mirá todos los que somos y tenemos cinco fechas, la c*ncha de la lora —exclama con frescura, como si estuviera en uno de sus streams, después de interpretar un “Bufón” súper rockero—. ¡Mis inicios fueron en el free y ahora estoy en el Rex! Los dejo con un videíto.
La proyección muestra cómo Lit Killah llegó a ser el referente que es hoy en la escena de habla hispana. Se ve a ese adolescente de pelo morocho y semblante serio, que se tomaba el bondi y pateaba las calles que hicieran falta para competir en El Quinto Escalón o en cuanto evento hubiera. Una vez más, los fans demuestran su devoción: de poner en bucle esos videos en YouTube, se saben y corean hasta sus improvisaciones.
Los fans demuestran su devoción: de poner en bucle esos videos en YouTube, se saben y corean hasta sus improvisaciones.
Lit vuelve renovado al escenario. No solo cambió de outfit –ahora lleva un conjunto que representa su estilo al cien, pintado con fuegos y graffitis en fucsia y la inscripción “Change” sobre su espalda-. También, trae una actitud más rapera y un freestyle que lo acerca a su esencia más pura. En casi tres minutos, hace de todo: desde presentar a su banda hasta sacarse una selfie con alguien de la primera fila.
Le sigue una encendida versión de la canción que lleva impresa en su chaleco. Habla de su historia de superación –“cambié la vida de mamá desde que pisé un escenario, pasó de un techo de chapa a tener un jacuzzi en el baño”- y refleja su tono ATP, ese que lo distingue en una escena en la que muchas veces prevalece el beef y los excesos: “¿Por qué hablas de mí? You don’t know about me / Yo no jodo con pills, sigo bajo perfil”.
Su tono ATP lo distingue en una escena en la que muchas veces prevalece el beef y los excesos.
—¿Tengo alta banda o no tengo alta banda, gente? —exclama, una vez más, orgulloso de todos los músicos que lo acompañan y que potencian su sonido sobre el escenario del Gran Rex.
Lit Killah sigue presentando, uno a uno, los temas de su debut discográfico, MAWZ (2021). Muchos de ellos son colaboraciones con otros artistas –como “Déjame Tranki” con Khea, o “Mala mía” con Duki– y, aunque los fragmentos de sus colegas sean grabados, él sabe suplir la ausencia con buena pisada escénica.
—Si alguien del público hace música, que le siga metiendo. Les puedo asegurar que todos nosotros salimos de la nada —alienta después de tocar varios hits que comparte con “Los de la casa”, sus amigos Tiago PZK, FMK y Rusherking: “Entre nosotros”, “Yo sé que tú” y la multitudinaria “Además de mí”.
El show parece terminar con los últimos acordes de “Apaga el celular” (2018), otro de los hitos de su despertar musical. Las luces bajan, pero en las butacas todos saben que todavía no tocó el tema que no puede faltar. Y no falla. Lit Killah vuelve sobre las tablas y corona su primera presentación en el Teatro Gran Rex con una impactante versión de “Flexin’”, el tema producido por Bizarrap que llevó algo oxígeno al encierro del 2020.
“Este Gran Rex se lo dedico a mi amigo Paulo Londra” (Lit Killah).
Antes de despedirse, saca una selfie para el recuerdo –“después los etiqueto uno por uno”, bromea en medio de la ovación- y sorprende con un mensaje muy especial. “Este Gran Rex se lo dedico a mi amigo Paulo Londra”, dice en alusión al trapero cordobés, que continúa en juicio contra la productora Big Ligas. Y ese homenaje transmite, de forma aún más potente que cualquiera de sus doble tempo, la calidad artística y humana de Lit Killah.