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Él Mató Luna Park

Él Mató a un Policía Motorizado y un nostálgico pero potente alunizaje

Después de dos décadas de laboriosa carrera, el sábado 16 y domingo 17 de septiembre, Él Mató a un Policía Motorizado concretó su alunizaje. El grupo originario de La Plata llegó al mítico Estadio Luna Park para presentar Súper Terror (2023), su disco más reciente, para más de dieciséis mil personas. Sin embargo, las citas también sirvieron para mirar atrás, celebrar sus veinte años en la música y repasar todos esos temas que devinieron en himnos de una generación y convirtieron a ese grupo de amigos en una banda de culto.

Texto: Pilar Muñoz
Fotos: Luciana Demichelis

 

ACLARACIÓN: Esta no es, estrictamente, una crónica periodística. Es, más bien, un balance y compendio de sentimientos y percepciones de alguien que vio la maduración de una banda nacida en su ciudad, pero que sufre un poco, también, la nostalgia de lo no vivido. Una carta que lleva la firma de quien escribe, pero que podría llevar la de cualquiera que haya ido al show, o que haya crecido en La Plata. Notas que, como las canciones de Él Mató, podrían hacer eco en cualquiera.

En un domingo que amaneció nublado y ventoso, con la amenaza constante de tornarse bastante parecido al Armagedón, Santiago Barrionuevo lanza una de sus primeras máximas en el escenario de Avenida Madero. “En este mundo peligroso tenemos que estar juntos”, canta, por fin, en el Luna Park. El alunizaje llevó veinte años. Y qué bien ganado lo tiene este platense que, durante las próximas dos horas, regalará con su banda un oasis para esas casi diez mil personas nacidas entre los ochenta y los noventa, que se unirán a partir de himnos generacionales y que, una vez más, encontrarán su sentido de pertenencia en un show de Él Mató a un Policía Motorizado.

“El magnetismo” (La Dinastía Scorpio, 2012) es esa canción que, pasadas las nueve de la noche, una vez que se apagan las luces del estadio y las tablas cobran protagonismo, logra concentrar en menos de dos minutos la atención del público. Sin embargo, el domingo gris irá cobrando de a poco otros colores y el momento de comunión introspectiva alrededor de ese clásico devendrá luego en explosión y agite. Sucede cuando comienzan a aparecer los matices ochenteros y electrónicos que se cuelan en “Un segundo plan”, primer track de Súper Terror (2023), la renovada propuesta que el grupo viene a presentar.

A pesar de esos pasajes bailables, que contrastan con la cadencia más aletargada históricamente asociada a la banda, la narrativa de Él Mató continúa, en este décimo disco, navegando las aguas oscuras e inciertas de la nostalgia, de la inseguridad, de lo bueno que se derrumba de un momento a otro, de lo irremediablemente roto. El pesimismo de sus canciones es ya su marca identitaria y es ahí, desde esa sinceridad y en esa simpleza, que hace huella en quienes hoy agotan el mítico Luna Park.

La primera vez que escuché sobre Él Mató a un Policía Motorizado fue en el curso de ingreso a la Facultad. Era febrero de 2011, hacía pocos meses había terminado la secundaria y todavía tenía los resabios de esa educación en colegio privado y católico; un colegio privado, entre otras cosas, de intercambios y acercamientos reales a lo que pasaba -y a lo que se escuchaba- en aquellas mismas calles platenses. En las aulas de la UNLP, un compañero la mencionó en una de esas clases introductorias a la carrera de Periodismo, pero no me acuerdo bien qué dijo de la banda, solo que ese nombre, tan largo y desconcertante, me quedó grabado. Con el tiempo, me daría cuenta de que era de esos pibes que curtían el under, con bagaje cultural, esos que traían buena data.

Y también me enteraría que no era “una bandita nueva de nombre raro”. Por esos años, cuando los empecé a seguir, Él Mató ya tenía una gran proyección dentro de la escena indie, de la que se sabía referente. Contaba con un EP iniciático –Tormenta Roja (2003)-, con un primer disco homónimo publicado en 2004 y una trilogía de EP’s –Navidad de Reserva (2005), Un Millón de Euros (2006) y Día de los Muertos (2008)-, con un buen recorrido transitado por los escenarios del país, y hasta con un Primavera Sound, a donde había llegado en 2010, desde la total independencia pero con toda firmeza. A partir de esa primera visita, se convertiría en uno de los grupos que se repetiría en el cartel edición tras edición.

Las canciones de Él Mató retratan, lisa y llanamente, escenas y emociones que podés vivir vos, el vecino o yo, un día cualquiera. Muchas veces, la simpleza es la más compleja y profunda de las formas literarias, y la banda platense se mueve ahí con maestría. Las canciones de El Mató a un Policía Motorizado son, como los haikus japoneses, poemas de lo cotidiano. En el grupo, lo rebuscado se limita al nombre. En el resto de los aspectos -sonoro, lírico, estético, conceptual-, siempre se mostró coherente a su identidad despojada, marcada por ese minimalismo casi rudimentario que lo caracterizó desde un principio.

Por eso no sorprende que en esta llegada al Luna Park, la timidez y el bajo perfil de Santiago hagan que, entre canción y canción, el vocalista se limite a agradecer y a preguntar a la gente cómo la está pasando. A veces, cuando la emoción y la comunión es tan grande, las palabras sobran, y para conocer la respuesta del público basta con ver a esa marea saltando en el campo con los temas más crudos y encendidos, o a esos fieles más recatados en las plateas que, aún sentados, acompañan cada riff o golpe de batería con cabezas y pies acompasados.

A pesar de sus pocas palabras, a Santiago se lo quiere. Es ese amigo de pocas palabras que se comunica con otro lenguaje, y que siempre tiene el mensaje justo. Lo transmite a través de sus letras, de su voz, de su bajo, de sus dibujos… A través de su verdad, sin disfraces ni ornamentos, con esa puesta en escena despojada y ese outfit que nadie recordará. Las que hablan, esta noche en el Luna Park, son sus obras: esa historia de amor con la que empatizaste, esos arreglos que enloquecieron al de más allá, esa tapa que lleva la chica de al lado impresa en su remera.

En estos doce años que pasaron desde aquella primera vez que escuché su nombre en 2011, la banda maduró y pasó de ser una referente de su nicho, el indie rock, a encontrar un lugar privilegiado dentro de la música en español. Junto a varios lanzamientos y numerosas giras nacionales e internacionales, vino una seguidilla de hitos consagratorios. En julio de 2016 llegó la tapa de Rolling Stone, donde se los situaba como “los nuevos héroes del rock & roll”. La nominación a Mejor Álbum de Rock en los Latin Grammy 2018 por La Síntesis O’Konor (2017) los terminó de ubicar en el plano internacional. En 2022 se llevarían ese premio gracias a Unas Vacaciones Raras (2021), el disco que grabaron para el estreno de la versión remasterizada de la serie Okupas. También, paulatinamente, empezaron a sonar en las radios de Estados Unidos y de Latinoamérica y se convirtieron en cabeza de muchos festivales.

Es inevitable hacer la retrospectiva y que la llegada de Él Mató -una banda que nació y maduró en las mismas calles de quien escribe- al mítico Luna Park llenen de emoción, inflen el orgullo platense y, también, inunden un poco de nostalgia de lo no vivido. Esa rara sensación de añoranza de esos tempranos 2000 en los que tuvo lugar la génesis de esa banda de rocanrol formada por un grupo de amigos, que con los años llevaría a la eclosión de toda una escena. Esos primeros shows que no viví, pero que por cercanía podría haber vivido. Una sensación que, como las que narran las letras de Él Mató, puede haberse replicado en muchos de los asistentes.

No creo que haya sido ese colegio el responsable de que no la haya conocido antes, pero sí que esta noche la Iglesia Católica, dueña del Luna Park, debe haber pasado una buena noche de Súper Terror, tras vedar durante varios años la presencia de Él Mató a un Policía Motorizado en el recinto por rechazo a su nombre.

 


SETLIST:

  1. El Magnetismo
  2. Un segundo plan
  3. La noche eterna
  4. Las luces
  5. El perro
  6. Vienen bajando
  7. Tantas cosas buenas
  8. Amigo piedra
  9. Navidad en Los Santos
  10. Más o menos bien
  11. Medalla de oro
  12. Destrucción
  13. Voy a disparar al aire
  14. El tesoro
  15. Diamante roto
  16. Excalibur
  17. El mundo extraño
  18. Coronado
  19. Yoni B
  20. Guitarra comunista
  21. El universo
  22. Moderato
  23. Ahora imagino cosas
  24. Fuego
  25. Chica de oro
  26. Mi próximo movimiento