El español Germán Vilella, histórico baterista del emblemático grupo hispano/argentino Los Rodríguez, reunió a sus ex compañeros de banda para versionar “Al monte a silbar”, un tema que escribió a fines de los noventa.
Texto: Christian Alliana
En 1997, al poco tiempo de la separación de Los Rodríguez, Germán Vilella armó su proyecto solista bajo el nombre de Dukakis. Establecido en Buenos Aires, el baterista compuso un disco de catorce canciones que fue rechazado por varias discográficas y quedó inédito hasta que, varios años después, fue subido a las plataformas digitales.
En ese material estaba incluido “Al monte a silbar”, un tema que ahora encuentra su nueva versión junto a Andrés Calamaro en teclados y Ariel Rot en guitarra. En esta ocasión, la canción acentúa aún más su costado texano, mientras Vilella canta versos optimistas que buscan rescatar lo esencial de la vida humana.
Además de ser un regalo para los nostálgicos que vivieron el esplendor de Los Rodríguez en tiempo real, este reencuentro musical significará un descubrimiento para las nuevas generaciones, que continúan tomando el legado del emblemático grupo. “No aguanto más”, uno de los últimos sencillos de Conociendo Rusia, es un claro homenaje a la banda hispano/argentina.
En palabras del propio músico, la invitación a sus ex compañeros a “Al monte a silbar” se dio por el deseo de hacer algo con ellos y de “estar cada vez en menos cosas de ‘fuera’ y más de ‘dentro’”. “En esta introspección es donde los amigos cuentan y por ello no he dejado escapar la oportunidad de compartir algo lindo”, explica.
El ingeniero de sonido estadounidense Joe Blaney, otro viejo conocido de la época Rodríguez, fue el encargado de realizar la mezcla del tema que, hacia el final, también homenajea a los Texas Tornados, grupo de música country y tex mex.
Por el momento, el lanzamiento de “Al monte a silbar” –que también lleva el subtítulo de “Pura Vida”- no significa el inicio de una carrera solista para Germán Vilella sino que representa su respuesta para “quitar hierro a la cruda realidad en la que la arbitrariedad autoritaria de unos pocos ha sumido a la humanidad”. A su vez, asegura, “es un alegato a la vida tranquila y la libertad”.