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La Renga Barcelona 2023

La locura Renga encontró consuelo en Barcelona

El 22 de junio, La Renga se despidió de España con un concierto para cuatro mil personas en el Club Sant Jordi de Barcelona.

Texto: Christian Alliana
Foto: Adrián Quiroga

La montaña de Montjuic se encuentra un tanto alejada del centro de Barcelona y es uno de los miradores más imponentes de la ciudad junto al Tibidabo. Esa zona supo reactivarse para las Olimpíadas de 1992 y se transformó en una importante zona verde y deportiva. Justamente al lado del Estadio Olímpico se encuentra el Club San Jordi, hermano menor del mítico Palau Sant Jordi, y hasta allí llegó el jueves por la noche La Renga y su público para un encuentro que fue esperado por más de diez años.

Desde bien temprano, los seguidores rengos hicieron la previa en los alrededores del recinto aprovechando el buen clima imperante en esta época del año en Cataluña. Argentinos que viven hace varios años aquí -junto a compatriotas llegados para la ocasión desde Francia, Portugal y Suecia- y uruguayos, chilenos y mexicanos compartieron cánticos, bebidas y comidas para amenizar la espera, en una muestra de fraternidad hispanoamericana. 

Para los más ansiosos que ingresaron ni bien abrieron las puertas, la recepción dentro del Club Sant Jordi fue con canciones de Los Redondos, Sumo, Intoxicados y Viejas Locas, entre otros. Las cientos de banderas colgadas en la tribuna completaron el marco, que sirvió como toda una declaración de principios sobre una época del rock argentino que hoy parece muy lejana y que encuentra en La Renga a uno de sus últimos sobrevivientes.

Por eso, cuando a las nueve y cuarto de la noche se apagaron las luces y el trío integrado por Chizzo en voz y guitarra, Tete en bajo y Tanque en la batería comenzó a hacer sonar una poderosa introducción que derivó en “Panic show”, la algarabía de la gente fue total. Muchos se abrazaron a desconocidos que tenían al lado y otros sonrieron agradeciendo en voz alta la oportunidad de volver a ver a este emblemático grupo argentino que hacía más de una década no pisaba suelo español.

Como una devolución de gentilezas, La Renga regaló en Barcelona un concierto plagado de clásicos con el disco Despedazado por mil partes (1996) como estandarte. De allí sonaron siete canciones, entre las cuales estuvieron “Cuándo vendrán”, “El final es en donde partí”, “El viento que todo empuja” y “Lo frágil de la locura” -dedicada a la lucha social que se está llevando a cabo en Jujuy-. Pero, más allá de tratarse de clásicos o no, la emoción se mantuvo en niveles muy altos durante todo el show y el calor del rock and roll se hizo presente como para que los más veteranos recuerden sus viejas épocas en lugares como Die Schule, Cemento u Obras Sanitarias. En Barcelona, durante dos horas, el público pudo aferrarse una vez más a la energía de un concierto de rock en donde la entrega de la banda, las letras y el sonido logran una conjunción sanguínea, que no habrá autotune ni inteligencia artificial que pueda igualar.

A juzgar por los comentarios y las caras de los empleados españoles del Club Sant Jordi, hacía años que no veían allí un espectáculo en estado de ebullición de principio a fin. Solamente hubo un pequeño respiro cuando sonaron las canciones más lentas: “La balada del diablo y la muerte” y la psicodélica “Mujer del caleidoscopio”. Es que la pluma de Chizzo tiene esa versatilidad como para hacer viajar al oyente desde la esquina de su barrio hasta el eterno atardecer de un abismo profundo, o llevarlo a pasear por las galaxias, como en “Canibalismo galáctico”. Incluso puede generar un guiño con el público local cuando canta eso de que “no podés parar de sudar” porque “la banda suena bien a tope” en “Elefantes pogueando”, perteneciente al último disco, Alejado de la red (2022).

Luego de haber arrasado en su presentación del sábado anterior en el Cosquín Rock España celebrado en Fuengirola, la banda aprovechó esta ocasión para sumar algunos temas que no fueron de la partida en Málaga. “Bien alto” -con la armónica de Manu Varela como protagonista-, “Oportunidad oportuna” y “El rey de la triste felicidad” fueron muy festejadas por aquellos que asistieron a las dos fechas en suelo ibérico.

La despedida de La Renga en Barcelona, como siempre, llegó con “Hablando de la libertad”, junto al invitado Eduardo Introcaso -ex saxofonista de La Mississippi- y las cuatro mil personas que llenaron el Sant Jordi se fueron a buscar una verdad a su corazón a través de los senderos del Montjuic.