Love of Lesbian, la reconocida banda catalana liderada por Santi Balmes, dio inicio al V.E.H.N. International Tour en Buenos Aires, con un concierto contundente en un Niceto Club colmado de enamorados.
Texto: Leila Pérez
Fotos: Federico Kurt Pomponi – Gonna Go Producciones
Seis años tuvieron que pasar para que los fanáticos argentinos de Love of Lesbian pudieran calmar su ansiedad por verlos nuevamente en el país. A principios de diciembre, la banda anunciaba que Cosquín Rock no sería la única plaza que los iba a recibir: antes, Niceto Club sería sede del reencuentro con su público sudamericano.
Dos meses después, la espera expiró. El sol del sábado aún calentaba el asfalto y los fanáticos de la agrupación liderada por Santi Balmes se agolpaban en las inmediaciones de una de las salas porteñas más representativas de la música. Algunos tuvieron la dicha de escuchar los ensayos, premisa de la noche que les esperaría.
Quince minutos antes de las nueve de la noche, la luz se desmayó y los gritos enardecidos de los lesbianos se hicieron uno. Los miembros de la banda saltaron al escenario cual futbolistas al campo de juego. Con un ramo de rosas rojas y porte de dandy catalán, Balmes se presentó al público con esa sonrisa algo nerviosa de quien busca reconquistar a un viejo amor.
Balmes se presentó al público con esa sonrisa algo nerviosa de quien busca reconquistar a un viejo amor.
“Viaje épico hacia la nada”, canción que abre y da título a su último disco, fue el puntapié inicial para un concierto que recorrió su vasto repertorio de éxitos y sirvió para presentar V.E.H.N. (2021), el material que tardó seis meses en salir debido al contexto pandémico.
La última vez que “Bajo el volcán” había sonado en Argentina fue en 2016, cuando los catalanes viajaron para presentar su octavo álbum, El Poeta Halley (2016). Las caras de los integrantes eran para un cuadro. Entre sonrisas y asombro, el público la coreó fervorosamente.
Aprovechándose de la apabullante situación y visiblemente conmovido por el enérgico inicio, el vocalista anunció que tocarían “El Sur”, canción en la que originalmente colabora Enrique Bunbury, y pidió a los presentes que se pusiera en la piel del ex líder de Héroes del Silencio para cantar el estribillo. La apuesta fue exitosa.
Los acordes de Ricky Falkner, Julián Saldarriaga y Jordi Roig fueron anunciando la llegada de “1999”, todo un himno del indie español. No hizo falta que se pusieran firmes para romperse la garganta diciéndole a viejos amores “que sea cierto el jamás”. Como acostumbran, se animaron a sumar una cuota de localía con “De música ligera” de Soda Stereo y cerraron con el ya clásico de Jeanette “Porque te vas”.
Como acostumbran, los Love of Lesbian se animaron a sumar una cuota de localía con “De música ligera” de Soda Stereo.
En tono intimista, volvieron hacia V.E.H.N. para que las parejas del recinto se fundieran en un beso con “El mundo”, su balada serratiana y con tintes europeos que conquista por su sensatez y simplicidad. Al finalizarla, levantaron con “Sesenta memorias perdidas”, una de las favoritas de la audiencia, que sirvió para abrir el segmento enérgico del show.
“I.M.T. (Incapacidad moral transitoria)” puso el clima ardiente y descarnado. Mientras Santi Balmes decía “Si pierdo los papeles, le sigue la camisa y después va mi deshonor”, se animó a un striptease improvisado que se robó varios suspiros. Rápidamente, una remera del equipo de colaboradores cortó el momento de lujuria que se respiraba, entre la música y las luces que tropezaban en la gran bola disco de Niceto Club.
“Club de fans de John Boy” y “Algunas plantas”, otros dos temazos de 1999 (o cómo provocar incendios de nieve con una lupa enfocando a la Luna) (2009) fueron deleite para la gente que se animó a los saltos y a un pogo motivado por la banda. Siguiendo con ese disco que tantas alegrías les ha dado, llegó “Incendios de nieve”. El “lolololololo” eterno de este hit se fijó cual tatuaje entre los fanáticos, que no pararon de corear.
“Planeador” fue el cierre para once canciones sin frenos, y Oriol Bonet dejó más que claro que es uno de los grandes bateristas españoles. Una breve pausa –que casi no se sintió por los aplausos y el canto incesante de una audiencia que pedía más- permitió a los Love of Lesbian comprobar que el plan de reconquista lo habían superado con creces.
Una breve pausa permitió a los Love of Lesbian comprobar que el plan de reconquista lo habían superado con creces.
En un pestañeo, los músicos volvieron a escena y “Segundo asalto” se cargó en un bolsillo a las cientos de manos que se elevaban en el aire como si estuvieran liberándose de males o simplemente recordando historias de finales grises. La nostálgica “Cosmos (Antisistema solar)” apareció y fue tan sorpresiva como elogiada. Pero si de elogios hablamos, irrumpió “Allí donde solíamos gritar”, su canción más aclamada.
“Y es que el grito siempre vuelve y con nosotros morirá”, cantaba Balmes sabiendo que sí, que efectivamente vuelve, tal como lo hicieron ellos después de seis años lejos del sur del continente. “Estamos en un momento muy dulce artísticamente, en el que nada nos impide disfrutar, emocionarnos y emocionar a la gente”, habían declarado antes de su llegada, a Télam. Estos dichos de Oriol Bonet fueron presagio de una noche inolvidable.
“Los irrompibles”, una de sus canciones más potentes, combativas y esperanzadoras del grupo, se hizo fuerte en los presentes, entre saltos y bailoteo, para luego dar lugar a “Oniria e Insomnia”, la canción más épica de La noche eterna, los días no vividos (2012). Este clásico de la banda cerró un concierto en el que más de un asistente demostró que el reencuentro en noche azul podía cargarse de lágrimas. Tras un cierre potente de Bonet y Saldarriaga, el recital llegó a su final y, antes de marcharse, Santi Balmes reapareció con más rosas para el público.
Así, en la ciudad en la que se animaron a hablar del cariño hacia Lionel Messi, de la pasión y hasta recordar el tango “Cambalache”, Love of Lesbian dio inicio a una gira mundial que los llevará a recorrer Latinoamérica y Europa, sabiendo que Argentina lejos ha quedado de ser un terreno complicado. Acá, el “que mi adiós deje entrar ansias de volver” que rezan en “El paso” ya es bandera.