Mecha, uno de los freestylers argentinos clasificados para competir en la FMS Internacional 2021, habló con FlipAr desde Madrid, sede del gran evento que organiza Urban Roosters. Sus inicios en las batallas, sus referentes, su mirada del freestyle y la previa a la compe, algunos de los temas que tocó. Mira el video:
Texto: Pilar Muñoz
Foto: Carlos Vela
A días de la FMS Internacional 2021, una de las competiciones de freestyle más importante de habla hispana, Mecha reveló a FlipAr que no había tenido mucha preparación en cuanto a improvisación. “Sí tuve bastante preparación mental, me estoy enfocando, hace rato vengo manejando mis nervios y ansiedades”, aseguraba uno de los cinco competidores de Argentina.
Por cuestiones de pandemia, los MC’s de su país tuvieron que viajar una semana antes a España y aislarse en una casa en las afueras de Madrid. Recién unos días previos a que comenzara el gran evento fue que se trasladaron al hotel que alojó a los raperos de los cinco países: México, Chile, Perú, España y Argentina. “Me distraigo con los pibes, pero imaginate si estaré ansioso que la otra vez soñé que fumaba, nada que ver”, confesó.
Con apenas 20 años, el freestyler oriundo de Villa Carlos Paz (Córdoba) –cuyo nombre real es Thomas Nahuel Antonelli- se posiciona como uno de los grandes nombres dentro de la liga de FMS Argentina. Según cuenta, su vínculo con la improvisación nació no hace tantos años, a los quince o dieciséis, cuando llegó al cumpleaños de su mejor amigo y vio que estaban rapeando, pero “no entendía nada”.
“Yo en ese momento era un chabón muy tímido, que había desarrollado la capacidad de insultar muy rápido para en la secundaria no morir”, explica, y agrega con una sonrisa: “Tenía ese talento, vi gente que se insultaba improvisando, y dije ‘este puede ser mi negocio’”. En la actualidad, el amigo de Mecha ya no rapea, pero él ha creado un círculo de colegas con los que siempre surgen cyphers –rapeos espontáneos-.
—¿Quiénes fueron tus primeros referentes?
—La primera batalla que vi fue Tata – Kódigo, en 2015, y desde ahí me freakeé mal, me interioricé por mi cuenta. Era re seguidor de El Quinto Escalón, me ponía la lista de reproducción y lo veía como si fuese una película. Fanée mucho a MKS, me gustaba mucho la explosividad que manejaba, el ingenio, era muy completo: había días que lo veías tecniquear, días que lo veías hacer doble tempo, días que lo veías berretinear… Decía: “¡Este tipo no para, sabe hacer todo!”.
—Ya te ha tocado competir contra freestylers internacionales como Gazir. ¿Encontrás algún patrón distintivo entre los freestylers de España? ¿En qué se diferencian de los argentinos?
—En Argentina nos vamos más a la viveza, a la chicaneada, al “yo soy más pillo”. En España está bastante más agudizado el ingenio, las referencias, las comparaciones, los dobles sentidos. Pero el que destaca es el distinto: de la nada tenés un Mnak o un Bnet que, si bien son ingeniosos, destacan por ser muy raperos también.
En Argentina nos vamos más a la viveza, a la chicaneada; en España está bastante más agudizado el ingenio.
—Hablando de Bnet… ¿Cuál fue tu reacción cuando anunció su retiro de las batallas profesionales?
—Creo que el que no se lo veía venir se estaba mintiendo a sí mismo. Era tan fácil como escuchar dos o tres batallas de él: “Y el día que me canse, que os follen, y me largo”. Hubiese estado bueno que Bnet y Stuart estuvieran en la FMS Internacional, por ser los campeones de sus respectivos países. Ahora el que gane no habrá pasado por encima del campeón argentino y del campeón español, que son los dos países más influyentes en cuanto a credibilidad.
—¿En qué creés que necesitás mejorar?
—Recuperar la regularidad. Como ya soy profesional, no me es tan fácil competir en todos lados. Trato de competir mucho en plazas, en Córdoba, pero fuera de Córdoba no hay tantas compes. Es como cuando uno deja el gimnasio: si dejás de entrenar un mes, te desinflás un poco y no podés levantar el mismo peso. Y es escalonado: arrancás en cinco, después diez, después quince. Para la FMS Internacional no sé si llego en mi mejor nivel porque no tuve mucha preparación compitiendo. Ya toqué un techo entrenando, ahora tengo que poner a prueba lo que entrené y desarrollarlo.
El freestyle es como cuando uno deja el gimnasio: si dejás de entrenar un mes, te desinflás un poco y no podés levantar el mismo peso.
—Quien los ve tan encendidos sobre el escenario podría pensar que son iguales en la vida cotidiana. ¿Qué tan importante es la templanza en una batalla de freestyle?
—Cuando uno es una persona calmada, que analiza, puede elegir con qué personaje subir al escenario. Si yo tengo cuatro personajes, los voy a variar a lo largo de la batalla según me convenga: si el otro se pone en el mood “yo soy el fuego”, yo soy el agua. Si mi enojo es inconsciente, si estoy enojado en serio, la batalla puede salir mal porque no controlo hasta dónde lo llevo. En cambio, si ese enojo es interpretado, puedo pegar un cachetazo en cualquier momento y decir: “Estoy re enojado, pero no, ahora estoy re tranquilo”. Lo más importante es ser consciente de las herramientas que uno usa y de la cantidad de recursos que uno tiene, conocer hasta dónde llega, saber en qué momento entrar y salir de un tema… Es como cuando discutís con tu pareja: vos sabés en qué momento tirar la piedrita de “ah, pero yo te vi hablando con tu ex”.
—Osea que arriba del escenario sos Mecha, pero después volvés a ser Tomás…
—Es muy loco, pero el personaje no está solo arriba del escenario. Yo no soy la misma persona en mi casa que en un supermercado. Como artista, uno identifica la mirada de la gente, entonces ahí el personaje aparece, para transmitir lo que vendemos. En cierta parte, todos somos un producto, y yo tengo que mantener mi imagen comercial. Si me conocieran todo tímido, todo chiquitito como soy, pierdo mi credibilidad. Cuando estoy en modo Tomi, soy una persona re tranqui: soy de hacer chistes, pero tampoco es que soy muy mandado, no soy el centro de la fiesta. Cuando me pongo en modo Mecha, sí quizás me pongo más molesto, me pongo a discutir en joda, me meto en el medio de la ronda y empiezo a hacer chistes, trato de llamar un poco más la atención. Es una cuestión intuitiva: cuando se me activa el personaje, se me activa. Quizás siempre fui así y ahora estoy poniendo la excusa de que tengo un personaje…
Cuando estoy en modo Tomi, soy una persona re tranqui; Cuando me pongo en modo Mecha, trato de llamar un poco más la atención. Es una cuestión intuitiva.
—¿Y cómo influye el público en la performance del freestyler?
—El público influye en como vos creés que te está yendo. Una persona cien por ciento enfocada en la batalla no debería prestarle tanta atención al público. Que el público grite es consecuencia de que uno rapee bien o que vaya ganando. El humano grita por impulso o por instinto, más allá del fanatismo o de las preferencias. Yo creo que puedo generar eso estando concentrado en mí. Le tengo que cerrar la boca al otro y ganar la discusión; si gano la discusión, la gente va a gritar como consecuencia.