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Rayden - Buenos Aires

RAYDEN: “Me está gustando no tener las cosas tan planeadas”

A pocos meses de su primer show en Buenos Aires, Rayden charló con FlipAr sobre su gran presente artístico: la conclusión de su segunda trilogía, su participación en Benidorm Fest 2022 y su próximo disco, que se llamará La victoria imposible. Mira el video:

Texto: Pilar Muñoz

En los últimos dos años, Rayden marcó varios hitos que harán que el próximo domingo 16 de octubre llegue a Buenos Aires con más madurez –artística y personal- que nunca. El artista español planificaba viajar a Argentina en 2020 para hacer una serie de shows junto a Louta, pero la pandemia trastocó sus planes y la visita al país se hizo esperar.

A mediados del año pasado, con la publicación de Homónimo (2021), Rayden completó su segunda trilogía de discos y llegó a la canción número cien de su carrera, “Himno del centenario”, en la que samplea parte de una entrevista que le hizo FlipAr en abril de 2020. Ese álbum entró en listas como uno de los más vendidos de España.

Luego comenzó una gira de salas que terminó en un concierto para diez mil personas en el WiZink Center de Madrid, donde celebró sus veinte años en la música. Para coronar su gran momento, en enero pasado participó de Benidorm Fest 2022 con su canción “Calle de la llorería” como candidata al festival de Eurovisión 2022.

El campeón internacional de Red Bull Batalla de los Gallos 2006 es un estudioso de la lengua y de los recursos narrativos –de hecho, también es escritor: tiene publicados seis libros-. Por eso no es extraño que en sus canciones se destaquen los juegos de palabras, además de la mezcla de influencias.

¿De qué habla este tema que casi representa a España?

—De empoderarse, de coger fuerza desde la vulnerabilidad. Desde que somos pequeños nos dicen que hay que ser fuertes, y a veces confundimos fortaleza con cerrarnos y no mostrar nuestro interior. Esta canción cambia ese paradigma, muestra que la tristeza es un estado de ánimo.

“Calle de la llorería” habla de empoderarse, de coger fuerza desde la vulnerabilidad.

¿Tuvo que ver con un proceso personal que estabas viviendo?

—Cuando retomé las sesiones de terapia con mi psicoanalista la vulnerabilidad fue una cosa que pusimos sobre el tapete y dentro de mí hubo un click para hablar sobre esto. Por otro lado, el coro del estribillo tiene que ver con una cosa que llevo haciendo desde chico: jugar con la fonía de la “ll” y la “y”. Por ejemplo: “A llorar a la calle de la llorería, que yo ya lo lloré, que yo ya lo lloré”. Fue una forma de dar voz y representar a mi niño interior.

¿De qué géneros te nutriste en el proceso compositivo?

—En España, sobre todo en Andalucía y en los carnavales de Cádiz, está la chirigota. Es con tono de sátira, irónico, con instrumentos como el kazoo. Hace una crítica de la sociedad, pero sin perder el ingenio. Y me parecía muy interesante que el estribillo, ese coro, tuviese un punto de chirigota. Entonces en “Calle de la llorería” representa partes del rock andaluz, como Las Grecas (dúo de flamenco-rock gitano, en actividad entre 1973 y 1979), pero luego en el estribillo va una chirigota. Pasan muchas cosas que a mí, como productor musical, me parecen muy interesantes.

Tu lanzamiento más reciente fue “En el cielo de la boca”, una colaboración con Álvaro de Luna, que es el segundo adelanto de tu disco. ¿Cómo se dio esa fusión?

—En pandemia él me pidió si podía hacer una versión conmigo de “Matemática de la carne” y en esos juntes de cuarentena empezamos a hacer una amistad muy estrecha. Es una energía muy semejante, se nota en la canción y la hemos podido defender en directo, la gente se vuelve loca. Creo que cuando el BPM (los beats por minuto) de una canción se acerca a la frecuencia de los latidos, todo el mundo va a una. En el rap, que van desde los 80 hasta los 105 beats, cuando la cosa empieza a subir de 120 lo notas en el público, que monta un quilombo que no para. Es una buena carta de presentación para el disco. La gente que escuche “Calle de la llorería” y “En el cielo de la boca” se va a hacer una idea de por dónde va a ir.

¿Empieza una tercera trilogía?

—Me está gustando no tener las cosas tan planeadas, antes se me veía un poco como una persona que daba miedo, maniática, controlando todo. La trilogía de la que vengo se construyó en torno a la palabra y este disco, que se va a llamar La victoria imposible, duda de las palabras y de los conceptos, habla de lo vulnerable, del olvido, del fracaso, del llanto, de la ansiedad… Es la evolución coherente respecto a mi pensamiento. No sé si va a ser una trilogía, creo que no, pero no quiero escupir hacia arriba.

El próximo disco, que se va a llamar La victoria imposible, habla de lo vulnerable, del olvido, del fracaso, del llanto, de la ansiedad…

¿Cómo te imaginás ese momento en el que pises el escenario de Niceto Club, el 16 de octubre?

—De la gira latinoamericana, la fecha de Buenos Aires es la que más ganas y expectativas me genera. Estoy harto de ver a compañeros de gremio que visitan Argentina y que presumen de los argentinos como el mejor público. Considero que tengo muchos estribillos que merecen ser coreados con esa fuerza. La filosofía con la que me tomo los directos ahora tiene que ver con dejar la autoexigencia y conectar con el presente, con el público, y quiero vivir esa alianza.

De la gira latinoamericana, la fecha de Buenos Aires es la que más ganas y expectativas me genera.

¿Qué canciones creés que son con las que más va a agitar el público porteño?

—“Calle de la llorería”, “Haz de luz”, “Habla bajito”, “Matemática de la carne”, “La mujer cactus y el hombre globo”, “El mejor de tus errores”. Y en septiembre voy a sacar un sencillo que también es muy sensible que se coree. Creo que hay canciones que van a conectar mucho…

 


Las entradas para el show de Rayden en Niceto Club están disponibles a través de Passline.