Se fue Diego Armando Maradona, el futbolista más talentoso de todos los tiempos, pero su figura se erige en Argentina y el mundo como uno de los grandes íconos populares que perdurarán por siempre en el imaginario colectivo.
Texto: Pilar Muñoz
Flyer: Sara Arce
Diego Armando Maradona despertaba una pasión tan grande que la noticia de su partida fue como si paralizara del todo a un mundo que ya venía aletargado por la pandemia. Durante unos minutos, no se escucharon autos ni pájaros. Todo fue un silencio de luto.
A él, que siempre llevaba ventaja a la hora de gambetear cada mala jugada de la vida, parecía que este mundo nunca le sacaría tarjeta roja. El desconcierto y la tristeza fueron generalizados. Para el pueblo argentino, Diego era un D10S inmortal.
De “Cebollita” a campeón del mundo, las vivió todas. Fue rebelde e incorregible. Además de éxitos y una vida acomodada, llevar el “10” en la celeste y blanca le permitió enfrentar e incomodar a los poderosos, y defender sus ideas sin importar el qué dirán.
También se equivocó mucho y, por momentos, hasta pareció creerse inimputable, ese beneficio que a veces se les otorga a los ídolos populares.
Sin embargo, más allá de las alegrías, de los aciertos y de los errores, más allá de los reproches, Maradona fue una leyenda viva y será para siempre un ícono popular. Él nunca se olvidó del potrero, ni dejó que los destellos del éxito limpiaran el barro con el que modeló su vocación.
Diego Armando Maradona enseñó a muchas personas que un pibe humilde de Villa Fiorito, con hambre de comida pero también de gloria, podía cumplir el sueño, ser el mejor de todos y tener el mundo a sus pies.
Su amistad con Joaquín Sabina
Maradona fue una figura mítica del imaginario colectivo, que excedía lo futbolístico. Él no dudó al momento de bancar a un modelo político o de acercarse y entablar amistad con personalidades destacadas de la cultura internacional. De Fidel Castro a Joaquín Sabina, todos supieron entender y abrazar su personalidad magnética.
Con el cantautor compartió una gran amistad y su estilo de vida acelerado. “Aparte de ser Dios, (Diego) cargaba una avidez por comérselo todo y pagar caro tremenda osadía”, declaró en algún momento el ubetense, quien nunca dejó de apoyarlo: “El mejor del fútbol; él y Riquelme me han conquistado desde su inagotable talento”.
A fines del siglo pasado, Sabina lo mencionó en su canción “Dieguitos y Mafaldas”, incluida en el legendario álbum 19 días y 500 noches (1999). Allí, el músico español más argentinizado de todos los tiempos hablaba de Paula Seminara, una argentina bostera (fanática de Boca Juniors) que se ganó su corazón y lo convirtió en xeneixe.
20 años de mitos mal curados, dibujando Dieguitos y Mafaldas / 20 vidas hubiera yo tardado en contar los lunares de su espalda.
La química entre el futbolista y el cantante se vio reflejada al aire de la televisión argentina cuando Maradona invitó al andaluz a La noche del 10 (2005), el programa que conducía en Canal Trece, encuentro estelar al que también se sumaría Charly García. Allí, Sabina le regaló un blues que escribió para él en el camarín. “Me faltaba un acorde y me lo regaló Juan Carlitos Baglietto”, confesó, antes de entonar:
Maldita burocracia desalmada que te cobró un penal letal e injusto / Maldita sea, maldita madrugada, no te nos mueras más, pucha, qué susto / Pelusa, hinchapelotas, guerrillero, sobrino de Fidel, hermano mío / Nápoles, Cebollita, Barcelona / Los tacos de tus botas son el suero que abriga a los bosteros contra el frío / Diez era Dios, bendito Maradona, en vos confío.
Al año siguiente, el español le devolvió la invitación y subió a Diego Armando Maradona al escenario del Teatro Gran Rex, en una de sus presentaciones en la famosa Calle Corrientes de Buenos Aires. Así lo presentaba:
Hay veces que en estos oficios pasan cosas que uno ni en sus sueños más locos habría soñado… No es sólo los pies, no es sólo la cabeza, no es sólo el corazón que no le cabe en el pecho, no es sólo lo que representa para este país y el mundo entero, no es sólo lo bien que bailaba en Italia, sino que, además, va a cantar ahora Diego Maradona.
Después de ser ovacionado por el público con el famoso cántico “Olé, olé, olé, Diego, Diego”, el ídolo popular interpretó una sentida versión de “Y nos dieron las diez”. “Este cantando también nos retira a todos, ya veréis”, bromeó en ese momento la leyenda de la música en español, como eclipsada por el astro del deporte.