Lali habló en exclusiva con FlipAr sobre su gran presente artístico. La argentina radicada en Madrid empezó el 2022 con la trilogía que conforman “Disciplina”, “Diva” y “Como Tú”, adelanto de lo que será su próximo disco. Mira el video:
Texto: Pilar Muñoz
En su último lanzamiento, Lali se animó a un crossover tan inesperado como necesario: música house con folklore. La artista decidió evitar lo obvio y, en el videoclip de “Como Tú” –que completa la trilogía iniciada con “Disciplina” y “Diva”-, sorprende zapateando con el grupo de baile Malevo.
“Me pareció interesante traer algo del malambo, de las boleadoras, de los bombos, del look”, explica la argentina instalada en Madrid acerca de esa retroalimentación, y agrega: “Generar una historia en la que ellos se puedan lucir fuera de lo que hacen, y yo formar parte de una danza que me enseñaron tan hermosamente”.
Los antecesores de este tercer estreno del 2022 ya dejaban entrever que este sería un gran año artístico para la siempre vanguardista Lali. El 12 de enero, sin aviso previo, tiraba una bomba en forma de canción pop fusionada con electrónica: “Disciplina” es un tema audaz, potente y rompedor; un buen presagio de lo que seguiría.
—Elegir uno de los tres debe ser como elegir entre tres hijos, casi imposible, pero… ¿Hubo alguno que haya significado algo especial, ya sea en la composición o en el rodaje del videoclip?
—Son universos muy distintos, más allá de que conformen una trilogía y haya conectores entre un video y el otro. Es muy difícil la elección de un favorito, pero hay algo en “Diva” a nivel sonido, bastante diferente a otras cosas que yo misma he hecho y a lo que está sonando en la industria actual. Así que, por originalidad de sonido, la podría elegir como mi favorita. A nivel letra no es autorreferencial, no voy a ser tan boluda de decir esas cosas de mí, que aparte no son ciertas… “¡Qué difícil es ser yo!”. Hay referencias a las divas que me forjaron como fan de la música y a ese vacío que pueden sentir. Me parecía interesante hacer ese guiño con un video muy beauty pero que, a medida que avanza, te das cuenta de que ella está sola y todo está negro a su alrededor. La elección de que se vaya despersonalizando hasta convertirse en una figura de oro dura, vacía, sin nada, es el mensaje final de la letra irónica.
Por originalidad de sonido, podría elegir a “Diva” como mi favorita de la trilogía.
La mayor inspiración de Lali son los noventa y los tempranos dos mil. “Es una época en la que surgieron grandes discos pop, como Blackout (2007) de Britney Spears, NSYNC, Backstreet Boys, Destiny’s Child”, enumera, y asegura: “Esa fue mi referencia para muchos de los sonidos que se escuchan en estas canciones y en las que vendrán”.
Según cuenta, estas nuevas piezas representan muy bien su búsqueda actual y lo que vivió en los últimos años. “Cuando estaba trabajando en Libra (2020) me daba cuenta de que ya estaba un paso adelante, como si me faltara explorar más”, explica respecto a su último disco.
Por eso, la multifacética artista sintió la necesidad de seguir yendo al estudio, pero sin la presión de tener que sacar un disco para una fecha determinada. “Necesité tomarme el tiempo de sacar a una Lali musical más franca”, reconoce acerca de sus nuevas propuestas musicales, que formarán parte de su quinto álbum.
Necesité tomarme el tiempo de sacar a una Lali musical más franca.
—¿Con qué artistas de España te gustaría trabajar?
—Yo prefiero que los encuentros musicales sean genuinos, soy muy pudorosa para preguntar: “Che, tengo tal canción, ¿la querés hacer?”. Pero bueno, mi colega, amiga preciosa, Nathy Peluso es una artista con la que me gustaría mucho trabajar. Si bien es argenta, ella tiene un gran recorrido español y nos une la argentinidad. C Tangana es otro artista que admiro mucho, pero me gustaría trabajar con él en el estudio como productor. Y el otro día conocí a Chanel, por todo el quilombo que se armó con Eurovisión, y como mujer y colega me pareció horrible todo lo que estaban haciendo con ella. Vi su presentación y dije: “¿Perdón? ¡¿Y esta diosa, que se baila todo y tiene esos trajes?!”. La vi muy alineada con lo que yo hago en el escenario, hacer algo con ella sería divertido. Pero hay varias… Bad Gyal a mí me encanta, a Anita Mena la amo, Arca… Hay un montón de artistas de España que me encantan.
Vi la presentación de Chanel en Benidorm y la vi muy alineada con lo que yo hago en el escenario, hacer algo con ella sería divertido.
La actuación, una especie de postre
Lali tiene 30 años y está en los medios desde los 12, cuando empezó a trabajar con la productora de Cris Morena. Prácticamente creció en la tele, a la par de miles de niños y adolescentes que la veían en la pantalla chica, en la piel de Robertita (Floricienta, 2004-2005) o de Mar (Casi Ángeles, 2007-2010).
Por eso, en Argentina, quienes se la cruzan por la calle la saludan como si fuera una hermana o una amiga: “Hay un afecto muy profundo, que hace que el encuentro sea muy familiar”. En España, en cambio, el acercamiento es más tranquilo, debido a que su desarrollo artístico en esas tierras es más nuevo.
“En los últimos años, pude ser más selectiva para elegir en qué quiero actuar cuando quiero actuar”, señala, y confiesa: “La actuación pasó a ser una especie de postre que me como cada tanto, la música es la base de mi vida cotidiana”. Y uno de los últimos “gustitos” que se dio en ese terreno fue aceptar el papel de Wendy en Sky Rojo.
La actuación pasó a ser una especie de postre que me como cada tanto, la música es la base de mi vida cotidiana.
En la serie del reconocido director español Álex Pina –creador de La Casa de Papel-, Lali se pone en la piel de una prostituta argentina que es víctima de trata y que intenta escapar de su proxeneta, Romeo –interpretado por Asier Etxeandia-, en la isla de Tenerife.
—¿Cómo es el desafío de interpretar a un personaje tan fuerte como Wendy?
—Nunca había hecho una serie con tanta acción, así que fue todo aprendizaje. Además, poder entrar en el universo de la trata de mujeres… Yo sé que se ha criticado esa decisión, pero yo siempre la defendí. Pareciera que solo en un documental, que no va a mirar nadie, se puede hablar de este tema. Ahora, existe Narcos pero a nadie le llama la atención que se haga una serie de narcotraficantes, donde los tipos son los protagonistas, ¿no? Eso es una hipocresía. Cuando se estrenó Sky Rojo me llegó una gran cantidad de mensajes de mujeres que habían pasado por algo así o que tenían amigas habían pasado por algo así, y ahí decís “misión cumplida”. Se visibilizó un drama que todavía pasa, así que para mí, como latinoamericana, es un orgullo participar de una serie que se metió en ese barro.
En Sky Rojo se visibilizó un drama que todavía pasa, es un orgullo participar de una serie que se metió en ese barro.
—Ahora estás filmando la tercera y última parte de Sky Rojo, pero pronto te veremos también en El fin del amor. ¿Qué nos podés adelantar?
—Un día me llamó una guionista que respeto mucho, Erika Halvorsen, y me preguntó si había leído el libro El fin del amor (2019), de Tamara Tenenbaum. Le dije que no, y me dijo: “Compralo, leelo y llamame”. Me pareció una puta maravilla. Es un ensayo, son los pensamientos de Tamara, una filósofa contemporánea, ex judía ortodoxa, del barrio porteño de Once, la tercera comunidad judía más grande del mundo. Su padre muere en el atentado a la AMIA y ella decide dejar la religión, con todo lo que implica para un judío ortodoxo. Con sus treinta años, se va a vivir la “vida real” y se encuentra con que tiene un montón de cadenas y limitaciones, como la religión de la que viene, y que no todo es tan libre como parece. Lo que hicimos fue transformar eso en una serie de diez capítulos híper interesante. Francamente, yo creo que no hay una pieza así hecha en América Latina, porque tiene un nivel de sinceridad y está apuntada a un público de treinta años que está muy huérfano de historias que sean empáticas con ellos. Yo no encuentro series en español que me hablen de la vida, del background de una ciudad, de qué pasa en el sexo, en el amor, con las drogas. Puedo ver Fleabag, pero no deja de ser otra cultura, que está lejos de la mía. El fin del amor tiene una intención súper liviana porque es una comedia de situaciones, pero con mucha verdad.
El fin del amor estará apuntada a un público de treinta años que está muy huérfano de historias que sean empáticas con ellos.
—En esta producción también producís. ¿Cómo te encontraste en ese rol?
—¡Es un quilombo! ¡Es un baile eso! (risas). Yo hago de Tamara en la serie y es un trabajo de todas mujeres: directoras, productoras, guionistas y casi todos los personajes son femeninos. Soy una productora de comunidad; yo produje gracias a que tenía a todas estas mujeres alrededor, entonces no me siento la productora. Hay una sensación más de trabajo en equipo femenino.